Tener a un bebé es un gran acontecimiento que trae un sin número de nuevas actividades. La lactancia, limpiar el ombligo, cambiar pañales, bañar al bebé son unas de las tantas cosas que te tocará hacer. Estarás llena de emoción porque serás guiada por tu instinto materno y apoyada en los consejos de tu mamá, suegra, hermanas, etc. Te vas a preguntar qué tan bien lo estás haciendo y te sentirás plena. Pero también pasarás días en que te cuestiones: en serio puedo con todo esto? En serio seré lo suficientemente buena? Por qué son cambios tan radicales? En que me metí?. En este corto camino que he recorrido de la maternidad he llegado a la conclusión de que como madre debemos de estar conscientes de que somos humanas y que nadie nace con un manual de cómo ser la mamá perfecta. Hace días leí un comentario de una mamá que nos escribió acerca de la depresión post parto. En lo personal gracias a Dios no pase por esta etapa en la cualquier madre indistintamente de la condición en que traiga a su bebé al mundo puede entrar. La depresión post parto es una realidad. Tengo amigas que si han atravesado por este proceso y me comentan que no importa qué tan acompañada y apoyada estés simplemente sientes un gran vacío y tristeza que no puedes explicar el porque. Y es comprensible las hormonas están en un festín que les llevará un par de meses a que se estabilicen. Creo que si alguien está pasando por esta etapa no debe de olvidar que no se está sola, que no lo está haciendo mal y peor que es una mala madre simplemente tu cuerpo se está equilibrando. Las mujeres tenemos una fuerza indescriptible que nos hace sobrepasar las pruebas más duras que se nos presentan en la vida. Así que si estás pasando por esto respira, habla con tus familiares que ellos sabrán canalizar el tipo de ayuda que necesitas para solucionar este proceso. Trata de programar un tiempo para ti, no te culpabilices ni te exijas demasiado, todo pasa poco a poco te sentirás bien.
AZ